Los Pillanes están relacionados estrechamente con el ser humano mapuche y con el culto a los antepasados. Cada familia antigua tenía su Pillán tutelar. Por ello se hacían guillatunes o rogativos al pillán, para que beneficiaran al pueblo y para agradecerle por lo recibido. El hombre mapuche como conclusión de su vida terrenal puede lograr convertirse en un pillán: si tuvo una gran descendencia que lo recuerde y que honre su memoria, y en vida siguió las tradiciones y leyes del Admapu (si es mujer puede llegar a convertirse en una estrella (wangulén).